San José Agustín Jr. III ataca de nuevo

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Semana rara fue esta. Primero como personaje Kafkiano me sentía. Después desperté siendo algún insulso adolescente acartonado, producto de la mente enferma de Carlitos «la Cuau» Sánchez. Qué más podía esperar del sábado sino verme como la irreverente reencarnación del heroinómano favorito de todos nuestros muy, muy, muy queridos intelectualoides Televisa: José Agustín. Sí, así como lo lee usted, José Agustín tuvo un viaje astral y me poseso suyo me declaró (otra vez), fundiéndose nuestras escencias en el ya muy conocido «San José Agustín Jr. III» (es como cuando en los Thundercats, Munra decrépito se convertía en Munra mamado). Así que por favor, evítese leer lo que sigue de post y continué con su vida. Por mi parte, sólo escribo para exorcizar los recuerdos de una xodida noche adolescentoide al más puro estilo mamón de la onda en sus fases tempranas y frexas.

Fue desagradable y pasaré a omitir los detalles embarazosos (de los cuales Lesboña puede dar muchos detalles). ¿Qué detalles pueden ser tan embarazosos como para no ser narrados en tan inmundo blog? Pues imagíneme a mí, con mi supercamisahawaiana en medio de un antrejo gay, medianamente ebrio y bailando con singular alegría a Paulina Rubio… suficiente embarazoso para mí. Estuve tomando Bacardí toda la noche (detalle adolescentesco y medianamente embarazoso) y rodeado por un grupo de lesbianas medio mochas y medio de buen ver. Además, muy en contra de mis costumbres, estuve «así» de ligarme un tipo que me gustó. Pero oh, oh, oh, detalle bizarro de la noche, el novio de Lula Alcoholes hizo aparición en la pista espantó a la barba que andaba persiguiendo. ¡Chale! Lo peor no fue que me espantó al ligue, sino que se puso rarito conmigo, es decir, bailaba muy cerca de mí y me daba a beber de su cerveza como si fuera mamila… lo peor es que yo accedía y me decía mentalmente: «nomás me voy a dejar besar para chingarme a la Lula Alcoholes mañana en plena comida familiar». Gracias a dios-cobayo que la vejiga traicionó al Crispi y tuvo que retirarse al baño antes de que algo sumamente embarazoso y asqueroso pasara (leáse: besarnos… aghhh). Mientras yo discurría entre el «besar o no besar, he ahí el dilema», Lesboña cumplía su servicio social besuqueándose con una amiguita buga suya que había decidido acompañarnos a semejante antrucho. Después de que el antrucho cerró, tuve la oportunidad de convivir con una parejita de clones gay que cantaron, junto conmigo, «Aleluya», «Pescador de almas», «Ven Cristo, ven» y demás cantijirillos de iglesia. Y cómo olvidar mi caminita por Camino Real a Cholula en busca de la casa de Lesboña so pretexto de ir al lugarrejo este. ¿Mencioné que me hice pasar por algo así como novio-amigodefiar de Lseboña para que su madre la dejara ir?… Además de recorrer la ciudad de Puebla en un Honda, ver a una mujer meterse hielos en la vagina, pagar $100 pesos por entrar a un antro de provincia, ver a un travesti interpretar a Belinda, estar en un lugar atestado, sudar como enfermo mental, esperar una hora para que el valet parking nos trajera el coche, y bailar y cantar «Vente en mi boca» en plena vía pública so pretexto de mantenerme en calor… además de todo eso, me tuve que levantar a las 7 de la mañana, pues mi reloj biológico no conoce los días de descanso. Insisto, fue una noche patética y por demás adolescentoide, peor que las trágicar-mágicas aventuras en el coche de Jade y que las andanzas por Tlatelolco a las tres de la mañana… pero creo que lo peor de todo, fue el que muy dentro de mí, lo disfruté. Carajo… espero despertar mañana siendo un personaje de novela más decente…

5 comentarios en “San José Agustín Jr. III ataca de nuevo

  1. Angel eléctrico

    Soy experta en necropsias de cobayos, 3 años de vasta experiencia me respaldan… que porque te digo esto? No lo sé, supongo que necesitaba confesar mis crímenes a un cobayo (balance kármico).

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