“Nunca hablaba más que bajito, porque se le figuraba que tenía algo roto y flotante dentro de la cabeza, y que hablando fuerte podría moverse; pero nunca se pasaba mucho rato, aunque estuviera sola, sin decir algo, porque creía que eso era sano para la garganta y que, impidiendo que la sangre se parara allí, tendría menos ahogos y angustias de aquellos que le aquejaban…”
Marcel Proust // Por el camino de Swann, en busca del tiempo perdido.
Es bastante común verme en el supermercado hablando solo; empujando el carrito y hablando solo. A últimas fechas mi monólogo ha resultado demasiado triste. Tal vez sea el frío, tal vez sea diciembre… tal vez sea que es temporada de corazones rotos. Fruta de la estación, supongo.
Escribe más cosas intimas, para que despierten el morbo y pueda fantasear feliz con escenas eroticas de cobayos y lo que caiga.
Jojo
Felices fiestas!
Bonitos textos.
Eso de no hablar por no ahogarse…me ha dado que pensar