¿Has estado en lugares cotidianos a una hora inusual?
Hay una novela, mexicana -de la que no recuerdo el nombre-, que narra la vida de una prostituta que espera a sus clientes en un Vips durante la madrugada ¿La has leído? El sábado pasado bien pude haberme topado con ella. Eran las tres de la madrugada y bebía café con don Buenmozo en el Vips del boulevard Cinco de Mayo. Acabábamos de salir de una fiesta y esperábamos a que dieran las seis para que él tomara su autobús. Yo estaba cansado y un poco borracho (él demasiado sobrio para mi gusto), pero el escenario era fascinante
A unas mesas de distancia un señor ya grande dibujaba en el reverso de su manteleta con suma dedicación; tal vez un arquitecto, o un pintor en búsqueda de su musa. Varios gabinetes atrás de nosotros un grupo de metaleros (con todo el disfraz puesto) escuchaban un concierto de metal. Eran cuatro y cada uno traía audífonos conectados a la laptop, y gritaban: «¡Esto es obra de Satanás, del mísmisimo Satanás!», bien entrados en su papel. Al otro lado de la estación de servicio, cuatro mochileros esperaban, al igual que nosotros, a que empezaran a circular los camiones para emprender su viaje; se veían animados, y muy dicharacheros ellos, se contaban sus experiencias de viajes pasados.
Nosotros sólo bebíamos café y platicábamos amenamente. Que si la familia, que si la pareja, que si la homofobia… Bebí tanto café que regresé saltando -literal y vergonzosamente- a casa. Qué buenos son esos sábados que no se parecen a ningún otro día.